Un ejecutivo de cuentas es la figura profesional que actúa como enlace entre los diferentes clientes y la agencia para la que trabaja. Su papel está enfocado en satisfacer las necesidades de las cuentas que administra. 

Si nos basamos en lo que la teoría dice, no vamos a engañarnos, sí es un trabajo aburrido… Pero, como los años nos han enseñado, del dicho al hecho hay un trecho, así que para que podáis entender cuál es realmente nuestro día a día, empezaremos por los mitos que se dicen sobre nosotros. (Que no os engañen, no todos son mentira ?)

Qué se dice sobre el cuentas

El 99% de la gente a la que explicamos que somos ejecutivos de cuentas, nos preguntan si no es muy aburrido hacer de contable. No miento si digo que que probablemente este es uno de los mitos más famosos sobre nosotros y difíciles de hacer desaparecer. 

Otros se piensan que somos los “rrpp” de las discotecas, versión “seria”. 

Y luego están los que conocen el campo de la publicidad, o incluso trabajan en él, pero que no se han parado a analizar nuestra función, más allá de enviar mails, hablar todo el día por teléfono, marcar objetivos y pedir (de forma crónica) dos o más propuestas de cada tarea. 

¿Cuál es la realidad?

Cierto es que realizamos tareas administrativas como tramitar presupuestos y facturas, pero no todo acaba aquí. Lejos de ser simples transmisores de información entre cliente y equipo creativo, desde que recibimos un brief hasta que una tarea se entrega, debemos supervisar lo que se está realizando en todo momento, otorgando al proyecto y equipo humano todo nuestro conocimiento sobre el cliente y lo que su mente espera de nuestro trabajo. Tantas llamadas y tantos mails, ¡tenían que servir de algo! 

Y, como bien sabéis, también tenemos la fama de ser los malos de la película (o así nos ven muchos). A veces, sí lo somos, para qué mentir, pero el secreto que reside en ser un buen cuentas, es saber ejercer lo que yo suelo llamar, “liderazgo inteligente”. 

En nuestra creatividad también reside el saber cómo tratar al equipo involucrado en un proyecto y, sobre todo, mantenerlo motivado aunque en ocasiones tengamos que remar contracorriente y, muchas veces, en secreto. El trabajo en equipo y el buen ambiente siempre son la clave del éxito, y es nuestro deber asegurarnos de que así sea. 

¿Qué pasaría si no existiera la figura del ejecutivo de cuentas?

Aparte de ser los confidentes de nuestros clientes, también somos los que defendemos a capa y espada los proyectos que se hacen in-house. Nos encanta marcar goles por la escuadra pero también nos toca hacer paradas imposibles cuando recibimos noticias no tan buenas. Nuestro equilibrio, entendimiento, constancia y proporcionalidad son los que acompañan una idea desde su nacimiento hasta que se hace realidad. Y ya me diréis que hay más satisfactorio que ver esto suceder. 

Aunque seamos considerados los psicólogos de la agencia, tenemos la magia de pasar de ser los más amados a los más odiados con un simple mensaje de Slack. Podríamos decir que somos los líderes de opinión aquí dentro. 

De una forma u otra, involucrarse en un proyecto de principio a fin nos hace acabar queriendo a todo lo que tenga que ver con este, tanto al propio cliente, como al equipo creativo involucrado, como a la propia labor diaria que le da sentido a todo. Es por eso que un ejecutivo de cuentas debe tener diferentes facetas y, sobre todo, saber cuando ponerse en cada una de ellas. Somos aburridos, pero también somos comprensivos, líderes, duros cuando hay que serlo y creativos cuando la ocasión lo requiere.