A fecha de 1 de abril de 2022, momento de realización del 24ª Censo de salas de cine, en España había un total de 3.626 salas de exhibición cinematográfica activas en los cines, de las cuales aproximadamente la mitad se agrupaban en tan solo tres regiones: Andalucía, Cataluña y la Comunidad de Madrid (Fuente: Statista).
Con estas cifras puede parecer que las salas de cine en nuestro país siguen siendo un referente de ocio familiar, pero la llegada imparable de las plataformas digitales (principalmente pero no la única) está reduciendo día a día el público que opta por esta opción y se decanta por otras opciones más cómodas y/o más económicas.
Lógicamente, esta ausencia de público tiene una afectación directa al sector de la publicidad dado que disminuye el interés de las marcas a la hora de invertir en este canal. Es por esta razón que las salas de cine están invirtiendo para reinventarse y ofrecer una experiencia diferencial y de valor añadido que atraiga de nuevo al público.
Para hablar de la situación actual de la publicidad en las salas de cine en nuestro país hemos entrevistado a Juan Caparrós, toda una eminencia en el sector con más de 25 años trabajando en compañías como A3TV, Media Planning Group, IMG, Havas Sports, Ediciones Gol, Yelmo Cines, Movierecord, 014DS, fundador de Live Media (exclusivista de cine los últimos 15 años), socio de la distribuidora de cine Topanga Canyon Films y socio fundador de la start up Cinesmart.pro
¿En qué situación se encuentra el sector de las salas de cine en nuestro país?
La gran pantalla, o como a mí me gusta llamarlo, es como el ave fénix: a lo largo de su historia ha tenido diferentes ataques, momentos críticos en los que, bien por un cambio tecnológico, crisis económica o cambio de hábitos, se le había dado ya por muerto; pero luego cuando van a enterrarlo siempre resucita como “Rocky”…
Lo de 2020 fue algo inesperado y fuera de toda lógica para lo que evidentemente este sector (como otros tantos) no estaba preparado ni tenía un plan B, y pasamos en España de 106 millones de espectadores/año a apenas 28,5 millones de espectadores a cierre de 2020. Un auténtico tsunami que dilapidó todos los márgenes de beneficio conseguidos hasta entonces y llevó al sector directamente a pérdidas.
Estos son los hechos, y no negaremos que el cine quedó muy “tocado”, pero se han hecho los deberes y Hollywood echó toda la leña necesaria al fuego para que los espectadores volvieran a llenar las salas de cine con “Avatar II”, “Padre no hay más que uno III”, “Minions”, “Jurassic World”, “Maverick Top Gun”, “Doctor Strange”, “Batman”, “Thor”, etc.
Resultado: este pasado 2022 se ha cerrado una cifra de 61,2 millones de espectadores (un 45% más que 2021) y trabajamos con una cifra de previsión para este 2023 de más de 80 millones de espectadores, de forma que confiamos que en el transcurso de los próximos 2 años se puedan recuperar ya las cifras de taquilla del 2019, pero no va a ser fácil.
¿Crees que le ocurrirá a las salas de cine lo mismo que le ocurrió al sector del videoclub?
En absoluto. Precisamente la era de los videoclubs es uno de los ejemplos a los que antes hacía referencia. Te propongo ahora subirnos al DeLorean de “Regreso al Futuro” para viajar allá por el año 1980 cuando aparece el 1er videoclub español en la calle Comerç de Barcelona (VideoInstan), que llegó a disponer de 46.000 títulos en oferta, que se dice pronto…
Por aquel entonces, los clientes descubrieron que alquilando la película por 2 ó 3 días pagaban las mismas 250 ptas (1,5 €) que lo que costaba una entrada de cine de entonces. La gracia es que podían ver esa película con toda su familia o amigos en casa cuando y cuantas veces quisieran y tenían hasta 48-72 horas para devolverlas. Eso sí, habiendo comprado previamente un nuevo electrodoméstico que para nada era barato (primero los Betacam, luego los VHS y también los residuales video2000). Costaban alrededor de 112.000 ptas (unos 700 €) de aquel entonces, es decir, que había que hacer un desembolso importante en la España postfranquista.
Obviamente los videoclubs proliferaron al punto que cada pueblo, cada barrio, tenía el suyo, y en la década de los ’90 España contaba con unos 7000 videoclubs, siendo el negocio preferido de los nuevos emprendedores de entonces. Algo así como serían las franquicias de hoy en día (hoy apenas sobreviven 300 y muy especializados).
Mi familia conoce bien esa época, pues fundaron la 1ª distribuidora de vídeo de nuestro país, “Española de Vídeo” (no podía llamarse de otra forma). Ya entonces se hablaba de que la sala de cine iba a desaparecer – ¿os suena? – y de que no se podía competir con algo así, por precio sobre todo, pero es que entonces las salas de cine lo hacían muy mal y ponían en bandeja el negocio a esos nuevos players…
Algo así ha vuelto a pasar de nuevo actualmente pero claro, además combinado con la “digitalización del todo” que, sin duda, se trata de toda una revolución tecnológica que ha sido capaz incluso de eliminar las llamadas “ventanas de exhibición” con las plataformas de streaming estrenando al mismo tiempo que las salas de cine. Lo nunca visto antes en el sector.
Aún y así, el cine se ha adaptado y sigue siendo la opción que implica una salida del domicilio que facilita la sociabilización (no solemos ir solos al cine) y estimula el consumo. De hecho, no es casualidad que todo centro comercial que se precie cuente con un cine multisala, pues es lo que dinamiza y actúa de locomotora para ese centro de retail y restauración sobre todo. Además, si tienes hijos, y da igual la edad que tengan, es la única ventana que puedes consumir compartiéndola con ellos al mismo tiempo y esto, si eres padre, sabrás la importancia que tiene actualmente.
Tengo la percepción de que ya no se estrenan tantas películas como antes y que la industria esta más focalizada en producir contenidos para las plataformas digitales. ¿Es eso cierto?
Nada más lejos de la realidad. 2021 y 2022 han sido años muy prolíficos por cuanto tiene que ver con estrenos de largometrajes en las salas de cine. Y puntualizo lo de este formato, largometrajes, luego volveremos a este punto.
En cifras estamos hablando de más de 550 estrenos al año que se combinan con reprogramaciones o películas que se estiran en el tiempo como por ejemplo “Avatar II” (que todavía podemos ir a verla al cine y se estrenó el pasado 16 de diciembre); hasta mantener una cifra anual de unas 2100 películas para las 3200 salas de cine que hay en nuestro país. De todo esto, por cierto, el cine español recauda en torno al 22% más o menos, gozando de uno de sus mejores momentos en toda su historia.
Obviamente esta gran cantidad de estrenos en 2021-22 ha sido debida en parte al “lockdown” que provocó la pandemia, que al cerrar los cines frenó en seco todas las programaciones de estrenos de películas, generándose luego un auténtico “cuello de botella” muy difícil de gestionar. Histórico diría, ya que ni con la Guerra Civil Española se dejaron de programar estrenos. Así que imaginaos el “tetris” que supuso encontrarles fecha a todos esos estrenos pospuestos a medida que las aperturas de los cines iban normalizándose por “barrios”. Porque cada país, cada comunidad, hacía lo que podía y no abrieron todos a la vez precisamente…
Por ejemplo, la última de 007, “No Time to Die”, cambió hasta tres veces su fecha de estreno. Lo mismo pasó con “Top Gun Maverick” y un largo listado de blockbusters, pues lo normal es que sus productores quisieran el mejor de los escenarios posibles para rentabilizar sus inversiones de 200 y hasta 300 millones de dólares.
Lo que es indudable es que la industria del cine no ha parado de trabajar y en 2023 seguimos con la misma trayectoria. Si alguien manda en Hollywood, además de los directores de cine, son los financieros que siguen apostando por “theatrical”, como ellos lo llaman.
En conclusión, es cierto que el streaming le ha mordido parte del queso al cine con sus 25 millones de suscripciones en España, pero pienso que hablamos de contenidos distintos consumidos en momentos y lugares distintos, que se pueden complementar, obviamente (de hecho lo hacen), pero no son sustitutivos el uno del otro. Lo que falta por ver es el futuro a medio/largo plazo de esta “nueva” y emergente industria que, al fin y al cabo son los nuevos videoclubs de los ’80 pero produciendo ellos hasta 10.000 series al año en el caso del líder.
¿Tiene sentido que existan salas multicine? Crees que deberían volver a un modelo de sala única pero ofreciendo una experiencia de más calidad, exclusiva y diferencial?
Quizás el modelo de multisala tenga menos sentido hoy en día que antes de la irrupción del streaming, porque ciertamente el número de estrenos de cada viernes se ha reducido si comparamos con hace 4-5 años. Pero como decía antes, el nivel de novedades sigue siendo muy elevado y la industria sigue necesitando de muchas salas para programar sus films. Tanto es así que en estos momentos estamos asistiendo a un fenómeno de concentración de poder de algunas majors que no dejan apenas posibilidad de estreno a distribuidoras locales e independientes. Por no hablar del cine de autor y otros nichos que directamente no encuentran sala.
Otra cosa es lo que le iría mejor al empresario o exhibidor si pudiera escoger, pero hoy en día quien tiene la sartén por el mango no son ellos precisamente. Aún y así, estamos asistiendo en nuestro país a apuestas muy decididas y valientes por parte de algunos empresarios de exhibición. Están mejorando significativamente la experiencia de ir al cine con las llamadas salas 4dx, Screen X, Imax, luxury, entre otros muchos formatos, que ofrecen ya ese valor añadido al que antes hacías referencia. Y ya no solo eso, sino también fórmulas muy decididas de tarjetas “membership” que permiten ir al cine cuantas veces quieras por 16€ al mes. Una tarifa plana en toda regla que está revolucionando el sector actualmente. Pero es que no hay otra, hay que volver a seducir al espectador de alguna manera y demostrarle que los mejores estrenos de cine siempre son en un cine.
El cine 3D pareció una revolución que luego se ha quedado en anecdótico. ¿Qué ocurrió?
Lo que por sentido común era de esperar que pasara: una tecnología que encarece significativamente el producto final obligando a usar una gafa incómoda y pagando un sobreprecio por la misma entrada. Al final tiene una salida muy marginal, y esto no sólo lo hemos visto en las salas de cine, sino también en la industria del televisor con apuestas que parecían muy decididas por parte de Sony, Samsung, Panasonic y que al final no fueron secundadas por los clientes.
No obstante, en ocasiones pensamos que el 3D o la cámara estereoscópica es un invento reciente y nada más lejos de la realidad: la MGM ya en el año 1944, y antes el ministerio de propaganda nazi de Goebbels, habían rodado películas en este formato, aunque parezca increíble.
Hace unos años ir al cine era toda una experiencia, pero parece que hoy en días las salas de cine se han quedado un poco “anticuadas” y han dejado de ser la principal opción de ocio. ¿Cómo puede el sector atraer de nuevo al consumidor y ofrecer una nueva experiencia más actualizada, más “digital”?
Es una percepción que en algunos targets se oye a menudo, pero por suerte el core target del cine (hombres de 14 a 44 años) con ingresos medios mensuales de 1600 a 3005 € parece que no le afecta, pues si al final quieres ver la última de Marvel o de Star Wars sin spoilers, no te queda otra que ir a tu cine. Y además cuanto antes…
Como decíamos, el cine no deja de ser de esos pocos y últimos reductos donde salir a evadirse y “desconectarse”. Aunque sea sólo un poco y durante un par de horas. Personalmente, no creo que ningún WhatsApp, post de Instagram o vídeo de TikTok sea tan importante como para alterar ese momento mágico. Y podría decir lo mismo del teatro, la ópera o hasta de un parque de atracciones. Hay momentos donde lo más recomendable es guardar el móvil y disfrutar sensorialmente de todo lo que te rodea.
¿Es efectiva la publicidad en una sala de cine?
Como todos los soportes o medios de un media mix, el cine es altamente efectivo si se sabe planificar y sacarle todo el partido que es capaz de ofrecer. En términos de IMAGEN no tiene comparación posible, la gran pantalla tiene un halo de calidad que ningún otro medio es capaz de ofrecer, pues hablamos de pantallas Full HD de 100 a 200 m2 con una calidad de sonido Dolby 5.1, la misma calidad de imagen y sonido que las películas. Todo eso comporta que la tasa de recuerdo sea hasta 11 veces superior al spot de TV o digital.
Ahora bien, el cine requiere de una pieza especial. Cuando me dicen que me traen el 10” de la tele lo desaconsejo abiertamente, pues el cine es para lucirse con la pieza larga, esa que te ha hecho la agencia para las ocasiones especiales o para los festivales. Si se dispone de una pieza de 30’’ o, mejor aún 45” ó 60”, esas son las que en términos de imagen y notoriedad mejor trabajan el medio cine.
Por cuanto tiene que ver con las métricas, el cine está auditado por Comscore de forma que cada entrada de ticketing es contabilizada prácticamente en tiempo real desde los puntos de venta de todo el parque de cines español (unos 420 cines). De ahí asumimos que una entrada es igual a un espectador, negociando las campañas a CPM en base a una previsión u objetivo de audiencia.
¿Cuál es el perfil del anunciante de las salas de cine?
El perfil de anunciante es muy diverso, pues el cine permite trabajar desde campañas nacionales en base a un target y objetivo de audiencia definido (grandes marcas que suman un listado en torno a 100) hasta campañas regionales o locales de marcas que simplemente coinciden en el entorno geográfico o están al lado de un cine como puede ser un fast food o un concesionario de automóviles. A estos últimos lo único que les pedimos es que la creatividad tenga un mínimo de calidad, por motivos obvios. Es decir, ¿puedo poner un spot de una clínica dental, por ejemplo? la respuesta es sí, siempre y cuando la creatividad sea digna y acorde a los mínimos que solicitamos.
¿Qué formatos publicitarios son los más habituales? ¿Existen formatos especiales o diferenciales que solo puedan llevarse a cabo en salas de cine?
El formato es el spot y/o cortos que en función de los intereses de la marca puede ser planificado de tres formas:
Primero como un “Seguimiento de Película” concreto. Por ejemplo, una marca como Mercedes con “Avatar II” porque eran patrocinadores.
Segundo como una “Negociación por Target”, donde aquí planificaríamos la campaña con todas las películas que compartan un público o target bien definido. Por ejemplo, una marca de batidos con todas las películas de animación.
Tercero como una planificación “Full Target”, que significaría planificar todas las películas disponibles en la cartelera en aras de obtener la máxima cobertura posible. Esta sería la opción de una campaña institucional, por ejemplo.
Por cuanto tiene que ver con opcionales diferenciales, estaríamos hablando del posicionamiento, pues los últimos spots son los más caros en función de si son Golden o Silver spot, justo antes del inicio de la película.
Además de todo esto, en el cine podemos desarrollar acciones de RR.PP., pues tenemos a las personas físicamente allí y existen espacios como el hall del cine o los accesos a salas donde podemos hacer exhibición o demostraciones de producto, samplings y entrega de cualquier elemento promocional.
¿Cuáles son los principales KPI’s que podemos analizar al hacer una campaña de publicidad en las salas de cine?
Las KPI’s nos las ofrece Comscore y, al final, son esos datos de esa taquilla a los que antes hacía referencia. Es cierto que solo son datos cuantitativos, pero los cualitativos los extraemos de toda la información que nos viene de la película y que nos permite identificar de manera bastante clara cual es el público que tenemos en cada sala.
Por ejemplo, el target de las salas de “50 Sombras de Grey”, de un “007”, de un “Fast and Furious” o de un “Marvel” o unos “Minions” son bien claros y te permite identificar afinidades entre marcas y espectadores.
No obstante, es cierto que el cine tiene que seguir evolucionando para conseguir cada vez más métricas y de mejor calidad. En ese sentido estamos trabajando actualmente en un sistema pionero en todo el mundo con el que hemos logrado combinar los spots y los tráilers del preshow publicitario con un advergaming lanzado directamente desde el proyector de cine a los móviles de los espectadores que les permite, a través de una APP, conectar sus móviles con la gran pantalla, ofreciéndoles un entretenimiento adicional a su experiencia en la sala de cine con el que además pueden ganar premios como entradas de cine o palomitas gratis. Aquí sí que se nos permite disponer de unas métricas mucho más completas a través del big data que nos ofrecen los espectadores previo consentimiento. Es decir, que puedo saber quiénes son realmente, qué sexo tienen, edad, localización, sistema operativo, intereses y hasta modelo de móvil…
En mi modesta opinión, sistemas como Cinesmart pienso que pueden ser el revulsivo final que necesita la industria del cine para, no solo actualizarse o digitalizarse, sino también para entender mejor a sus espectadores/clientes y ofrecerles productos más afines y con menor exposición al riesgo.
Albert Colet
CEO & Founder
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